Durante estas vacaciones, tuve la oportunidad de leer y descubrí un concepto fascinante que creo puede aplicarse perfectamente en la organización de eventos: Hygge. Muchas veces, me preguntan sobre las tendencias más recientes y lo que está por venir, pero considero que antes de enfocarnos en modas pasajeras, deberíamos concentrarnos en las verdaderas necesidades de nuestros clientes.
Con frecuencia, intentamos imponer lo que aprendemos en congresos y cursos, ansiosos por demostrar que estamos al tanto de las últimas novedades. Sin embargo, nuestros clientes merecen ser escuchados, y más importante aún, sus eventos deben reflejar su personalidad y esencia. En este sentido, Hygge —un término danés que podríamos pronunciar como “hogue” (aunque su fonética no es lo más relevante)— se convierte en un concepto fundamental: es aquello que, muchas veces, falta en los eventos para dotarlos de alma y calidez.
¿Qué es Hygge?
Más que un término, Hygge es una sensación, una experiencia. No importa cuán espectacular sea un evento, si carece de emoción, se sentirá frío e impersonal. Puedes tener la decoración más moderna, las sillas de diseño más exclusivo, un DJ de moda, e incluso utilizar el color tendencia del año, pero si no hay una atmósfera acogedora y significativa, el evento pasará desapercibido.
Por otro lado, existen eventos más sencillos que, sin tanto despliegue, logran conectar emocionalmente con los asistentes. Son esos momentos donde las personas se sienten cómodas, bienvenidas, y en sintonía con lo que sucede a su alrededor. Estos eventos, aunque simples, se perciben como mágicos e imborrables. Y eso es precisamente lo que define al Hygge: el arte de crear intimidad, conexión y una atmósfera que nutre el alma.
Hygge en la Experiencia de los Eventos
Lograr que los asistentes se sientan conectados entre sí y con el evento es uno de los mayores retos en la organización. Por ejemplo, aunque una boda con 800 invitados será menos íntima que una de 50 personas, es posible incorporar elementos Hygge para crear pequeñas conexiones significativas. Cada mesa puede transformarse en un espacio donde los asistentes sientan que pertenecen y experimenten momentos genuinos de familiaridad.
Lo importante en un evento Hygge no es la cantidad ni la novedad de los elementos, sino la atmósfera que se crea. Es una experiencia que trasciende lo visual y se adentra en los sentidos. No se trata de tener los arreglos florales más impresionantes, sino de pensar en lo que queremos transmitir: ¿Qué sensaciones queremos despertar en los invitados? ¿Qué emociones deseamos dejar como recuerdo?
Cómo Crear Momentos Hygge en un Evento
El concepto Hygge se manifiesta en los pequeños detalles que apelan a los sentidos y generan bienestar. Desde la iluminación que hace el espacio más acogedor hasta los aromas familiares que evocan tranquilidad, todo habla de Hygge.
Algunos ejemplos de cómo lograr esta sensación incluyen:
- Luz suave y cálida que invite a la relajación y la cercanía.
- Arreglos florales con fragancias familiares que despierten emociones.
- Comida reconfortante, no solo deliciosa, sino que deje una sensación de satisfacción en el alma.
- Texturas en manteles y decoración que resulten agradables al tacto, invitando al disfrute sensorial.
Un evento Hygge no necesita lujo excesivo. Lo que importa es que cada momento y cada detalle estén alineados para brindar una experiencia auténtica, envolviendo a los asistentes en una sensación de comodidad y conexión.
Conclusión
Incorporar Hygge en los eventos es una invitación a replantear cómo diseñamos experiencias. No se trata de seguir modas o tendencias, sino de priorizar las sensaciones, la conexión y el bienestar de quienes asisten. Es en los pequeños detalles y en las atmósferas acogedoras donde reside la verdadera magia de un evento inolvidable.
Por eso, la próxima vez que planees un evento, pregúntate: ¿Qué sentirán los invitados? Si la respuesta es comodidad, calidez y conexión, habrás logrado un evento con alma… un verdadero evento Hygge.